Con cada mes y año que pasa, somos testigos de un cambio evidente en las luchas que buscan mayor igualdad y acceso a oportunidades laborales y educativas que permitan a cada miembro de la sociedad desarrollarse plenamente. Sin embargo, aunque en el papel las cosas continúan avanzando, en la realidad hay muchas deudas que saldar.
Como ejemplo según cifras reportadas por la titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social en marzo de 2020, 26% de las empleadas en México han vivido con algún tipo de discriminación o violencia laboral; y en el primer trimestre del año anterior el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) reportó que más de 10 mil mujeres abandonaron su empleo por este acoso.
Por otro lado, de acuerdo con el análisis “T-MEC, Reforma Laboral e Igualdad de Género. Apuesta por el adelanto de las trabajadoras” de la Red de Mujeres Sindicalistas y la Fundación Friedrich Ebert, las mujeres con mayor preparación acceden a puestos de alto mando todavía con remuneraciones que son 50% menores a las de los hombres con posiciones similares.
Aunado a esto, académicos de la facultad de psicología de la UNAM, señalaron que durante la pandemia por la Covid-19 se redujo 45% la participación de la mujer en el ámbito laboral, aunado a esto, 70% de las personas que piden ayuda en los servicios que ofrece la Facultad de Psicología son mujeres.
Es claro que, aunque se habla más del tema y se reconoce el problema real, no es suficiente, pues es necesario tener mecanismos que realmente funcionen y protejan a las mujeres del acoso laboral, las malas prácticas, y que garanticen que estas puedan acceder a mejores oportunidades laborales.
¿Cómo podemos solucionar esta situación? Algunas ideas que podemos implementar en nuestros espacios de trabajo son las siguientes:
No más espacios donde sólo participen hombres. En cada empresa u organización siempre habrá alguna mujer dispuesta a aportar sus conocimientos para llevar adelante cualquier proyecto. Empecemos a confiar en las mujeres de nuestra organización y darles el espacio que se merecen. También es necesario contar con consejos de administración plurales.
Apostemos por la capacitación. Es importante facilitar el acceso a nuestras colaboradoras a talleres y de alta calidad que refuercen sus habilidades y les den mejores herramientas para tener éxito.
Comunicación incluyente. De esta forma podemos hacer paritario el acceso a los medios de comunicación de las empresas para tener la visión de una mujer y por esta razón poder contar con programas y herramientas que las ayuden a progresar.
No bastan los discursos de igualdad de género, la desigualdad en el contexto económico, laboral, social y empresarial es una realidad en México que no se debe ignorar, sino al contrario, hay que hacerle frente con hechos, en este caso, es bueno contar con el apoyo de agencias externas como ECB (Ethics Compliance Bureau), quienes pueden elaborar y ejecutar procesos de revisión y auditoría a programas de compliance, buscando la mejora continua de una forma imparcial, objetiva y especializada, a través de una evaluación del nivel de implantación, la efectividad y el correcto funcionamiento del programa.
Como empresas o tomadores de decisiones, es necesario reflexionar y preguntarnos cómo transitar por una sociedad más incluyente y segura. Tomemos cada oportunidad para incentivar a otras empresas a crear espacios seguros y diversos dando el ejemplo y apoyando siempre las necesidades de la comunidad desde diferentes áreas.