En esta temporada de celebración y gratitud, la tradición del intercambio de regalos emerge como una expresión universal de amabilidad y aprecio. Sin embargo, desde la perspectiva de Compliance, este gesto entraña una complejidad ética que va más allá del papel de envoltura y los lazos festivos.
«La ética no es una decoración de temporada, sino la base de una empresa íntegra», nos recuerda el escritor Peter Drucker, y estas palabras adquieren especial relevancia al contemplar el intercambio de obsequios en el entorno laboral. Y es que, este acto, en apariencia inofensivo, puede convertirse en un campo de juego delicado, donde la línea entre la generosidad y el conflicto de intereses se vuelve muy delgada.
Imagina recibir un regalo generoso de un proveedor clave para tu empresa. Aunque inicialmente puede parecer un gesto amistoso, la pregunta que surge es crucial: ¿este acto de generosidad viene con expectativas implícitas? ¿Puede influir en decisiones futuras? La sutileza de estas situaciones exige una conciencia aguda y una comprensión profunda de las implicaciones éticas.
En este contexto, las palabras de Albert Schweitzer resuenan: «La ética consiste en estar tan bien uno mismo que no se pueda hacer de otra manera sino hacer el bien a los demás». En el mundo empresarial, esto implica reflexionar sobre nuestras interacciones, especialmente cuando se trata de regalos.
Es aquí donde Compliance nos desafía a considerar la transparencia en cada acción. Aceptar un regalo, por más pequeño que sea, no debería comprometer nuestra objetividad en futuras negociaciones o decisiones. En este sentido, nuestras políticas de regalos y entretenimiento están diseñadas para prevenir desviaciones éticas y asegurar una competencia justa.
En esta temporada festiva, te invito a reflexionar sobre cada regalo recibido o dado en el ámbito empresarial. Más allá del valor material, considéralo como una oportunidad para fortalecer relaciones y, al mismo tiempo, asegurar que estas interacciones se guíen por principios éticos sólidos.
Como el reconocido autor Peter Drucker afirmó, «La mejor manera de predecir el futuro es crearlo». ¡Hagamos que suceda!
Adriana Peralta