¿Estamos normalizando el trabajo tóxico?

En el mundo laboral actual, es común escuchar frases como «así es en todos lados», «mejor no digo nada para evitar problemas», o «el jefe es exigente, pero así son los líderes». Estas afirmaciones, aunque parecen inofensivas, pueden ser un reflejo de una cultura laboral tóxica que estamos normalizando sin cuestionar.

¿Cómo identificar un entorno tóxico?
Un ambiente laboral tóxico no siempre se presenta de forma evidente. A veces, los comportamientos aceptados como «normales» encubren dinámicas que afectan la salud mental, física y emocional de las personas. Algunos ejemplos incluyen:

  • Expectativas de disponibilidad constante, incluso fuera del horario laboral.
  • Descalificaciones o burlas disfrazadas de «broma».
  • Falta de reconocimiento y retroalimentación constructiva.
  • Competencia desmedida entre compañeros.

¿Por qué lo permitimos?

La inercia y el miedo suelen ser los mayores aliados de estas prácticas. Nos han enseñado que «el trabajo es así», que es mejor aguantar porque «afuera no hay oportunidades» o que expresar inconformidades nos hará parecer problemáticos.

Pero, ¿qué precio estamos pagando? Estudios de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que los entornos laborales tóxicos aumentan los riesgos de ansiedad, depresión y otros trastornos psicológicos. Además, afectan la productividad, incrementan la rotación y deterioran la reputación de las empresas. Ante esto, les pregunto, ¿qué podemos hacer? Me gustaría compartirles algunas recomendaciones.

  1. Autoevaluación personal.


Pregúntate: ¿qué situaciones en mi trabajo me generan estrés o incomodidad? ¿Las he comunicado? Reconocer lo que te afecta es el primer paso para buscar soluciones.

  1. Fomentar el diálogo.


Si te sientes seguro, habla con tus líderes o compañeros. Incluso a través de las líneas de denuncia internas. A veces, señalar problemas de manera constructiva puede iniciar cambios. Usa frases como: «Me gustaría sugerir una forma más efectiva de abordar esta situación.»

  1. Capacitación en habilidades blandas.


Promueve que en tu lugar de trabajo se invierta en programas de formación sobre comunicación asertiva, manejo de conflictos y liderazgo ético.

  1. Conoce tus derechos.


Familiarízate con las leyes laborales y políticas internas de tu empresa. Esto te ayudará a identificar si estás viviendo situaciones que puedan ser escaladas formalmente. Explora el Código de Conducta, sus mecanismos de reporte y ante la duda, acude con el equipo de Compliance.

  1. Haz equipo.


El cambio no es individual. Un ambiente más saludable se logra cuando el equipo trabaja en conjunto para identificar y eliminar prácticas tóxicas.

¿Necesitas ayuda o asesoría?

Si sientes que estás enfrentando un entorno laboral tóxico y no sabes por dónde empezar, estoy aquí para escucharte. Puedes contarme tu situación y juntos podemos explorar soluciones. No estás solo; hay recursos y estrategias que pueden marcar la diferencia.


El trabajo no tiene que ser una fuente de sufrimiento. ¿Qué estás haciendo hoy para construir un entorno más saludable y ético? Recordemos que no se trata solo de aguantar, sino de transformar.

Como dice Brené Brown: “La vulnerabilidad suena como verdad y se siente como valentía. La verdad y la valentía no siempre son cómodas, pero nunca son debilidades.”

¿Te atreves a dar el primer paso?

Hagamos que suceda.

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