Cuando el Compliance en el sector salud se convierte en un asunto de vida o muerte.
El reciente caso de Marilyn Cote, una abogada que ejerció como psiquiatra en el Estado de Puebla (México) sin contar con las credenciales necesarias, nos deja una importante lección sobre los peligros de ignorar el cumplimiento normativo, o Compliance, en el sector salud. La situación, descubierta tras una denuncia en redes sociales, ha levantado una serie de preguntas sobre la seguridad de los pacientes, la ética profesional y la responsabilidad de las autoridades.
¿Quién es Marilyn Cote?
Marilyn Cote, una abogada con estudios en derecho y criminalística, ejercía en Puebla como psiquiatra sin poseer título ni cédula en medicina. Según registros de la Secretaría de Educación Pública (SEP), su formación no incluía estudios en psiquiatría o neurociencias, aunque ella se presentaba en redes y ante pacientes como “doctora” en esas áreas. La denuncia, hecha pública por la cuenta Charlatanes Médicos en la plataforma X, reveló que Cote utilizaba cédulas profesionales y títulos presuntamente falsos, además de publicar imágenes manipuladas de diplomas y reconocimientos en sus perfiles sociales.
El impacto en pacientes y la reacción de las autoridades.
Tras la denuncia, el consultorio de Cote fue clausurado por la Dirección de Protección Contra Riesgos Sanitarios (DPRIS) y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). A partir de ese momento, las autoridades dieron a Cote un plazo de cinco días para que presentara documentos legítimos que acreditaran su formación en psiquiatría; de lo contrario, enfrentaría sanciones, multas e incluso un arresto. Sin embargo, los informes preliminares indican que las irregularidades de su consultorio incluían la ausencia de permisos sanitarios y licencias, lo que eleva aún más el nivel de gravedad de su caso.
¿Qué nos dice este caso sobre el Compliance en salud?
Este incidente plantea la necesidad de reforzar las políticas de Compliance en el sector sanitario. La falta de regulación efectiva y la ausencia de controles rigurosos permitieron que Cote ofreciera “consultas” y recetara medicamentos controlados sin la formación adecuada, poniendo en riesgo la salud de sus pacientes. Esto abre una reflexión urgente sobre los procedimientos de verificación de credenciales, la supervisión de los establecimientos médicos y el acceso a plataformas donde los pacientes puedan confirmar la autenticidad de los títulos de quienes ofrecen atención médica.
Lecciones para autoridades, profesionales y pacientes:
- Verificación obligatoria: Las instituciones de salud deben implementar y facilitar herramientas para que los pacientes puedan verificar la autenticidad de los títulos de los profesionales. La SEP, por ejemplo, cuenta con una plataforma para consultar cédulas profesionales, y su uso debería ser parte de la cultura de los pacientes antes de contratar servicios médicos.
- Supervisión constante: La responsabilidad de las autoridades de salud es esencial en estos casos. La falta de inspecciones y el incumplimiento de regulaciones facilitan el acceso de personas sin credenciales a una práctica tan delicada como la salud mental, una brecha que debería cerrarse, sin dejar de lado la debida diligencia que tanto hospitales como centros de consulta deberían hacer antes de permitir que las y los médicos ejerzan en sus instalaciones.
- Educación del paciente: La población necesita ser consciente de los riesgos de recibir atención médica de profesionales no certificados. Crear conciencia sobre la importancia del Compliance es fundamental para reducir el número de casos similares en el futuro.
Este caso nos hace pensar en las grietas en el sistema de salud cuando no se prioriza en Compliance. No se trata solo de cerrar consultorios irregulares, sino de entender que el cumplimiento normativo es una cuestión de vida o muerte. Las vidas de las personas dependen de que los profesionales médicos actúen con integridad y estén respaldados por credenciales válidas. Este caso, aunque trágico, es una oportunidad para fortalecer la supervisión y protección en el sector salud, creando un entorno en el que la seguridad del paciente sea lo primero.
Hagamos que suceda.