El reciente hallazgo de un centro de exterminio en Teuchitlán, Jalisco, ha vuelto a encender las alarmas sobre la crisis humanitaria que enfrenta México. Se encontraron restos humanos calcinados, cientos de objetos personales, hornos clandestinos y fosas comunes. La noticia conmocionó al país por unos días, pero, como tantas otras tragedias, corre el riesgo de desvanecerse entre la indiferencia colectiva. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Qué nos impide reaccionar?
La indolencia ante la violencia y la desaparición forzada en México no es un fenómeno reciente, pero ha alcanzado niveles alarmantes. De acuerdo con la Fiscalía de Jalisco, entre diciembre de 2018 y febrero de 2025, se han identificado 186 sitios de inhumación clandestina en el estado, con más de 1,882 cuerpos recuperados. Cada uno de estos números representa una vida arrebatada, una familia devastada y un sistema incapaz de proteger a sus ciudadanos.
Un espejo de la historia: crímenes de lesa humanidad
Las imágenes del rancho de Teuchitlán recuerdan episodios oscuros de la historia, como los campos de concentración nazis y las desapariciones forzadas en dictaduras latinoamericanas. En todos estos casos, el común denominador es la deshumanización y el silencio cómplice de quienes miraron hacia otro lado.
Hoy, la comparación resulta inevitable: México acumula más de 114,000 personas desaparecidas según cifras oficiales, y el hallazgo de centros de exterminio revela el nivel de impunidad con el que operan los grupos criminales. La pregunta es, ¿qué estamos haciendo diferente para que la historia no se repita?
Compliance y la urgencia de un cambio de cultura
Desde la perspectiva del compliance, es necesario entender que el problema de la violencia y la impunidad no solo compete al Estado, sino a toda la sociedad. La ética y la legalidad no son valores abstractos, sino principios que deben regir todas nuestras acciones, desde las instituciones hasta el ámbito privado.
Las empresas y organizaciones tienen la responsabilidad de ser parte de la solución. Esto implica:
- Fomentar la denuncia y la transparencia. Muchas empresas prefieren mantenerse al margen, pero ignorar la violencia no la hace desaparecer.
- Colaborar con iniciativas de derechos humanos. Existen programas que buscan la identificación de cuerpos y el apoyo a víctimas, pero requieren recursos y visibilidad.
- Educar sobre ética y responsabilidad social. La indiferencia no solo perpetúa el problema, sino que nos hace cómplices.
Aquí me gustaria hacerte unas preguntas:
- ¿Nos hemos acostumbrado tanto a la violencia que ya no nos conmueve?
- ¿Qué estamos haciendo, desde nuestra posición, para evitar que estos crímenes se repitan?
- ¿Somos realmente conscientes de la magnitud de la crisis humanitaria en México?
El hallazgo en Teuchitlán no debe ser solo otra noticia que olvidemos en unos días. Es un llamado urgente a recuperar la humanidad, a exigir justicia y a construir una sociedad donde la vida tenga valor. La indiferencia solo garantiza que la historia continúe repitiéndose.
Hagamos que suceda.
Urge Compliance.
AP
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Que podemos hacer como sociedad?